sábado, 28 de agosto de 2010

Caminatas en la Oscuridad

Hoy amanecí sabiendo que no quería despertar, que la sombra de la noche anterior aún me perseguía, pidiendome a gritos que reaccionara de manera distinta.- Me incorporé lenta, torpe e incluso tristemente, sintiendo como la resaca me recordaba el amargo sabor de la separación de anoche. Corrí a ver el telefono, que tenía la misma llamada perdida a las ocho de la mañana, haciéndome saber que ella seguía ahí, pero ya no, ya no estaba. Un recuerdo atravesó mi mente como un destello, evocando las imagenes de la borrosa noche anterior, la forma en que me hablaban y me perdía profundamente en sus miradas, el sudor del nervio que sentíamos al tomarnos las manos y pedíamos seguir en el cliché de la eterna agonía. Fue entonces cuando reaccioné nuevamente al mundo del hoy y caí en cuenta que ya no me bastaba, ahora nuevamente, después de mentirme y mentirles constantemente a ellos, a mí y a tí, necesito a quién ahora sé debiera estár aquí ahora, haciéndome olvidar esa mirada, esa calle, esa sensación que tuve ayer mientras caminábamos por la oscuridad.